jueves, 28 de junio de 2012


UNA MAGDALENA GIGANTE

Un sábado de primavera Pablo salió  de su casa de la mano de su papá y su mamá. Van dando un paseo hacia el parque. Pablo está muy contento porque hace muy buen día y va a poder pasar toda la mañana jugando con sus amigos en el parque.

Al llegar allí ve que ya están todos sus amigos y les pide permiso a sus padres para irse con ellos. Pablo está un buen rato montándose en los columpios, se tira por todos sin dejarse ninguno.

Al rato va a ver a su mamá que lo estaba llamando desde el banco. Le da un poco de agua y una de sus buenísimas magdalenas de chocolate que le hace de vez en cuando. Pablo vuelve hacia los columpios y se sienta con dos amigos en el arenal para hacer un castillo. Pablo deja la magdalena un momento en el suelo y con las dos manos empieza a juntar dos montañas de arena, pero de repente...

-          ¡Oh, no! ¡Mi magdalena se está moviendo! Pero… ¿ dónde irá?

Pablo se agacha y observa hacia dónde va la magdalena y de pronto ve que debajo hay un montón de hormigas andando.

-          ¡Eh! ¡Vosotras! ¡Esa es mi magdalena! ¿Dónde vais?

Pablo observa detenidamente y ve como tímidamente sale una hormiguita y le dice:

-          Perdona, es que tenemos mucha hambre, se nos ha acabado la comida y no tenemos nada para comer y al ver esta magdalena gigante hemos pensado que ya no la querías.

-          ¡Pues sí la quería, pero estaba jugando y la he soltado un poco! Además me la ha hecho mi mamá y tiene un montón de chocolate.

La hormiga agachó la cabeza con vergüenza.

 Pablo se quedó pensando y le dijo:

-          Además, ¿una magdalena gigante? ¿Pero si es muy pequeña?

La hormiga le respondió:

-          ¿Pequeña? ¡Pero si es gigante, con esto tenemos para comer todas muchos días!

Pablo se quedó pensativo, mirando la magdalena y, entendiendo que las hormigas eran pequeñas, le contestó:

-          Bueno podéis llevárosla, pero id despacito que no se den cuenta mis padres.

Las hormiguitas, muy felices, se fueron con su magdalena gigante mientras Pablo se quedó pensando a la vez que seguía con el castillo…

-          Si yo no tuviera comida me gustaría que alguien me diese un trozo de algo. A partir de ahora cuando venga al parque voy a traer un trocito de algo de casa para ellas, así siempre las podré ver y hablar con ellas.


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